BOTA MILITAR EN VERACRUZ
Por César Vázquez Chagoya
Parece que la sociedad se está “apachurrando” ante tanta violación de los derechos humanos por parte del Ejército Mexicano en el estado de Veracruz. Nos dedicamos por años a capacitar a los policías para no maltratar a la ciudadanía, pero ahora todo se lo justificamos a los militares con el motivo de combatir al narcotráfico.Por encima de la constitución de la república, la del estado y de los derechos humanos universales, todos los días, en todos lugares del suelo jarocho, se oyen las quejas. Más que resultados en contra del crimen organizado, el Ejército está sobresaliendo por la vejación a la población civil.Parece que se está borrando la imagen del Ejército de paz. Antes decíamos que había que cuidarse más de los policías que de la delincuencia, y en sólo dos años, ahora esa misma comparación se hace entre el Ejército y el crimen organizado. Esto no es bueno para nadie.Parece que sólo en el Distrito Federal no se hacen acciones militares, porque cuidan que las televisoras y los grandes diarios no den cuenta de la violación de los derechos humanos. Todos, tanto senadores como diputados federales y locales, hacen como que no ven ni oyen en esta cada día más militarizada sociedad, donde está perdiendo el poder político y gana lo peor de la bota militar. Con la detención de dos policías estatales en Xalapa, el Ejército demuestra que ya se convirtieron en policías, agentes del Ministerio Público y jueces. Un convoy militar detiene y golpea a un individuo porque supuestamente iba a robar en la casa de Miguel Alemán, donde existe extrema seguridad y cámaras de videos. Se lo quieren entregar golpeado a una patrulla de la Policía Intermunicipal que pasaba por el lugar, sin el nombre de quién lo acusaba, ni con objeto robado alguno.Como no quisieron recibir al detenido, esto motivo que se quejaran los militares con el secretario de Seguridad Pública, Sergio López Esquer, general retirado del Ejército Mexicano en marzo pasado.Sin detenido, sin cosa robada, sin que ningún particular los acusara, fueron detenidos estos elementos y consignados al Ministerio Público. Ahí, el representante de la sociedad, nuevamente sin detenido, sin acusación de un particular y sin objeto robado, consigna ante un juez a los dos policías, quien indebidamente los recibe y les inicia una causa penal acusados de incumplimiento de un deber legal.El jurídico de la Secretaría de Seguridad Pública y el Ministerio Público acusaron sin bases jurídicas, violando las garantías constitucionales de los detenidos; pero el juez fue más allá al admitirnos como indiciados, y todavía -también sin base- aplicarles una fianza para dejarlos en libertad de 10 mil pesos cada uno.Todo lo anterior, fue basado en una acusación verbal por parte de miembros del Ejército. Todos arrodillados.En circulares de la Policía Intermunicipal de Xalapa -palabras más, palabras menos- se indica: “No se recibirá un detenido de otra autoridad si está torturado o no hay agraviado. Si deciden recibirlo, deberán de inmediato de trasladarlo a sus instalaciones para que sus superiores y el jurídico determinen si el detenido en verdad cometió un delito, además que lo revisará un médico para certificar su estado de salud”Las preguntas: ¿Qué delitos cometieron los policías Luciano Vázquez Hernández y Oscar Andrés Castañón del Valle? ¿Dónde está el delito de incumplimiento de un deber legal, basándose sólo en la acusación de los militares? ¿Los militares en la casa de Miguel Alemán eran los superiores de los policías?Los agentes de Tránsito seguido piden el auxilio a la policía de Xalapa para detener a un automovilista, pero cuando es evidente que la detención es indebida, no la hacen y a nadie se ha detenido por eso: sólo que los “Tránsitos” no tienen armas, ni el poder de la bota militar.En todo este lío, no sabemos qué tanto vuelo le dan a la casa de Miguel Alemán, que al ser el supuesto agraviado, no ha dicho ninguna palabra en el caso, ni interpuesto una acusación en contra de los dos elementos de la policía estatal de Xalapa.¡Qué estado! Un Presidente de la República convertido en médico al determinar que una anciana indígena violada en Zongolica murió de gastritis. Unos militares convertidos en policías, agentes del Ministerio Público y jueces. Ahí la llevamos. Un estado que se ha dejado pisotear. Ni más, ni menos.Ante tanta debilidad, no se sorprendan cuando se lleven detenido a cualquier ciudadano de Veracruz, tenga poder o no. Tenga la culpa o no: tan sólo bastará la orden del supremo poder militar.