LOS MENSAJES BRAVUCONES
DE YUNES
Por César Vázquez Chagoya
Qué necesidad de meterse en problemas. Pareciera que los atrajera concientemente, pero en cada paso Miguel Ángel Yunes Linares quiere ser la noticia. La muerte de su primo la agarró de motivo para enfrentarse de nuevo con el gobierno de Veracruz, quien tiene el deber de aclarar este crimen cobarde. Lo matan en su casa para robarle.Pero antes, hace una semana, cuando se anuncio un hospital del ISSSTE en Córdoba, sus guardias encañonan a un delegado del Transporte Público, y Miguel da la orden de que lo dejen cuando sabe que es un funcionario público.Lo que no se puede dimensionar es qué quiso decir Miguel Ángel con respecto a la muerte de su primo José Antonio Yunes Zamudio con eso de que “Nada es casual y que ahora le toca a los Yunes”.¿Mataron a José por política? Por favor ¿Ya Miguel iniciará el cobro de facturas? Yunes Linares, es político, humanista, jurista, con errores como todos, pero que no se rebaje a entrarle a un juego de sangre, porque si así fuera, qué pensarán los familiares de los indígenas asesinados en Ixhuatlán de Madero cuando Miguel Ángel era secretario de Gobierno, y otros casos más como el de César Toimil, en épocas recientes.Está bien que Miguel Ángel esté molesto e indignado por la muerte de su primo José Antonio, pero ese mismo coraje debió poner cuando mataron a su amigo Raúl Gibb Guerrero, cuando era encargado de la Policía Federal. Hasta hoy no hay nada, y los asesinos del periodista están impunes.Miguel reclama violencia en Veracruz, pero ¿qué ha hecho a favor de la seguridad? Sólo lo vemos criticar. Sólo ha causado problemas como el caso de Villarín, donde los jefes policíacos del puerto --encargados de la seguridad de la carrera de caballos-- eran sus recomendados; y con el hecho de mandarlos a renunciar piensa que se lava las manos. No es así: el asunto dejó muchos muertos.Si en el juego político veracruzano va a ser el método el atacar para poner los hechos políticos y errores personales en la neblina del olvido, pues no funcionará. En esta columna se ha señalado los graves errores en la seguridad veracruzana. Nada es nuevo y tanto Miguel Ángel, como el gobernador, tienen qué ver en el asunto.Alguien nos manifestaba el temor que por política llegara la violencia a Veracruz. El que pierda la cabeza va a la derrota. La historia es la misma de todas las épocas de la vida cotidiana de la entidad: no se puede ser impune por más poder que se tenga, por mas que se hagan las víctimas y sólo saquen las deficiencias presentes cuando controlaron la seguridad del país en el pasado, y nadie les hace cuentas de sus actuaciones.Veracruz no es un país diferente. No somos un estado sin memoria. Basta de los bravucones. Se quieren soluciones, aportaciones, acuerdos. Ya no espantan a nadie con la verborrea fácil, violenta, con aparente aires de justicia, pero que esconden los crímenes más largos que tal vez nunca se aclaren.---
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