¿PÁNICO?
Por César Vázquez Chagoya
En estos momentos de crisis de salud, no se puede jugar con la información, ni crear rumores. Estos son tiempos de creer en las autoridades. La solidaridad debe estar con el Presidente de la República, el Gobernador, presidentes municipales y autoridades de salud. Tantos muertos aquí; médico y enfermeras muertos, allá, etcétera. Compra de pánico en farmacias con los cubrebocas, en supermercados y de nuevo la etcétera. Esto no es bueno.
En verdad sí hay remedio en contra de la influenza porcina con una nueva cepa originada en un lugar cercano a México. La prevención es el mejor método para combatir la enfermedad. Los medios de comunicación juegan un papel importante para estar informados y en estos momentos tienen que sacar su responsabilidad social.
Desde el terremoto de la ciudad de México el 19 de septiembre de 1985, no se había visto tanta movilidad social, pero sobre todo pánico. Hace 24 años el problema estaba focalizado en un fenómeno natural físico que dejó miles de muertos en la capital del país, pero la influenza nos puede llegar a todos de manera sorpresiva rápida y mortal. Nada que dejar la fiebre y la gripa con medicamentos caseros. Los centros de salud están gratis para todos. Para morirse de cualquier cosa, pero la influenza es curable atendida a tiempo.
Este 27 de abril, el gobierno de la República anuncia la suspensión de clases en todos los niveles educativos. El Ejército y la Armada reparten cubrebocas en el Distrito Federal. La Bolsa Mexicana de Valores está a la baja. El daño económico es incalculable con el rumor de la enfermedad y el aumento de muertos de 68 el viernes pasado, para amanecer este lunes con 147.
Los rumores son que el Presidente Calderón está utilizando está enfermedad con fines electorales. Nada más falso. Cierto que el michoacano hace muchas bajo la mesa, pero en estos momentos son los peores de su vida. No se está enfrentando al crimen organizado, sino a un enemigo fantasmal que con sólo anunciarlo enferma y mata gente sin que lo toque una bala. Se habla que el Gobierno oculta el número de muertos. Para su mecha, sería como decir que lo que hicieron gobiernos en materia de salud está tirado a la basura. Por populistas, los priistas volvieron muy accesible el Seguro Social (IMSS) que lo mantiene en la quiebra, pero lo que era crítica ahora sirve de base para tener infraestructura necesaria para combatir la epidemia que puede dejar en el país más muertos que en 1985.
La suspensión de clases en el país; sigue la suspensión de actividades laborables. La repercusión económica es debastadora y el Banco Mundial anuncia créditos para el país en esta crisis de salud. Nuestras reservas estratégicas, en casi 80 mil millones de dólares, se están pulverizando por la crisis económica mundial y está crisis de salud. Tan grave está el asunto de de la epidemia que en el Distrito Federal ya suspendieron casi a los restaurantes de vender comida en sus locales y están autorizados sólo para ofrecer alimentos para llevar. No sabemos si esto no es suspender actividades laborables. En México, suspendidos los teatros, cines, bares, etc. La actividad económica casi paralizada, sólo quedan la burocracia y transporte de mandarlos a sus casas.
Las mujeres embarazadas o que estén amamantando por ley se van a sus domicilios por la epidemia. No habrá desfiles del Día del Trabajo, en fin, esta crisis nunca se había visto. Ya vemos a muchos funcionarios estatales cansados. Sus rostros muestran las huellas de los desvelos después del pasado 24 de abril en que se declaró la emergencia. La presión de la crisis de salud ya está haciendo estragos en varias partes del país. Lo mejor es conservar la calma. La autoridad debe explicar que esta epidemia va a pasar, que va a disminuir y que podría resurgir, pero tarde o temprano todo volverá a la normalidad y que el país no se acabará, ni veremos muertos en las calles.
La prevención es tan sencilla como constante. Lavarse las manos a cada rato y no llevarse las manos a la cara; no saludar de besos y manos; no concurrir a lugares de concentración masiva; cubrebocas para entrar a lugares cerrados y guantes de látex para el manejo de alimentos y dinero. Sólo la fe, la calma, nos sacará más rápido de la crisis.