martes, 6 de enero de 2009

CARTA A LOS SANTOS REYES
Por César Vázquez Chagoya
Queridos Magos:A pesar de mi edad me considero todavía niño. Esto es producto de que tuve una infancia feliz gracias a mis padres. Este año que pasó me porté bien y mi gran ilusión es que me traigan un gran tren eléctrico, pero en verdad de los grandes, porque siempre me han traído unos chicos de baterías, sin poder conectarlo a la corriente eléctrica, lo que propicio que sólo el día 6 de enero los podía disfrutar por lo caro de las pilas, y ahora que se descubre que son dañinas al medio ambiente por lo que ni se les ocurra traerme los similares a mi niñez.A pesar que mi cabello pinta canas y mi abdomen no es de una tabla de levantador de pesas, sigo soñando como todo niño en que nada es malo en la humanidad, y que las cosas pueden componerse por más graves que sean los problemas con sólo soñar y que algo mágico las puede solucionar de la noche a la mañana.Tampoco puedo ser egoísta con mi edad, como cuando era niño que no prestaba mis juguetes. Ahora, con la madurez llega la reflexión, y con tantito sentido común pido para otros niños chicos y grandes. Quisiera pedir también para los que envejecen prematuramente no sólo del cuerpo, sino del alma, pero en verdad hay quienes están muertos en vida y no se dan cuenta simplemente porque no los ilusiona nada, teniendo como metas sólo tener dinero o poder a costa de lo que sea.Para los que todavía sueñan y los mueven las ilusiones, les pido que cumplan sus deseos. En estos momentos de oscuridad económica necesitamos en verdad luz, pero no la que viene del cielo, sino aquella que resuelve los problemas urgentes para poder sobrevivir con tantos anuncios catastróficos en nuestra economía, y si no es mucho pedir que haya trabajo para todos, además que los "malandrines" se conviertan en buenos no envenenando a nuestros niños y jóvenes.Que los buenos cristianos, los samaritanos de doble cara que tienen grandes negocios, paguen sus impuestos y no inventen fundaciones para evadir al fisco donando parte de sus ganancias a pocos pobres. Estos personajes son tan buenos para robarnos, que nos hacen creer que comemos gracias a ellos, pero que en verdad son los grandes ladrones no sólo de los impuestos, sino que no pagan ni la luz, disfrazando grandes negocios con el giro de pequeños contribuyentes.Queriendo soñar en verdad, les pido Reyes Magos que nuestros políticos ya dejen de utilizar recursos públicos para hacer campañas políticas. Estos "malandrines" creen que nos engañan con sólo decirle al contrario que dejen de tomar dinero del pueblo para tener o mantenerse en el poder, cuando en realidad tiene igual la cola sucia.Quisiera ver, con la magia que tienen, puedan convencer a los dirigentes de los partidos políticos que presenten las cuentas del dinero que se les da de nuestros impuestos, ya que son verdaderas camarillas de corruptos que no cumplen su función social, ni hacen escuelas políticas para jóvenes, no promueven la educación cívica y se la pasan enrareciendo sólo el ambiente de la sociedad con ataques sin sustentos, y a eso se le llama "pura demagogia".No se puede aceptar que con tantos pobres en el estado de Veracruz (La mitad de 8 millones de jarochos) nos digan los diputados locales que demos gracia a que no se aumentaron los sueldos este año y vean como un triunfo que el presupuesto se quede como el año pasado.También le solicito Magos, que Mauricio Audirac, el que dice que dirige el ORFIS, quien vigila los dineros de los ayuntamientos y de las dependencias del gobierno del estado, manifieste que ahora sí se castigará a los funcionarios corruptos, además que se digan nombres y no pase nada. Éste en verdad sí se pasa, no sólo porque su dependencia no sirve para nada, sino por bocón.Bueno queridos Reyes Magos, como tienen muchas cartas que leer, me despido, pero ayuden a los que puedan y no se olviden de mi tren, pero que no sea Mattel. (Aquí entre nos, no le traigan juguetes a los niños Robertito, José Luis, Pablo Jair, ni a Crispín, porque ellos sí se portaron mal). Disculpen es que no se me quita lo chismoso.

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