viernes, 4 de mayo de 2007
Ciánuro para Periodistas , Por César Vázquez Chayoya
Este 3 de mayo, día internacional de la prensa, los narcotraficantes la celebraron en Veracruz quitándole la cabeza a Álvaro Hernández Malpica, presunto narcomenudista de Medellín, la cual fue arrojada en donde era el antiguo mercado de “Pescadería” en el puerto de Veracruz, con un mensaje que decía: “A LOS PERIODISTAS CHISMOSOS, ASÍ VAN A RODAR SUS PROPIAS CABEZAS”. El cuerpo de Álvaro fue encontrado en otra parte, donde dejaron otro mensaje: “A TI Z-40, TE QUEREMOS. “GENTE NUEVA” NO MATA GENTE INOCENTE. EL HIJO DEL CAMO”.Muy temprano, integrantes del gabinete de seguridad del gobierno de Veracruz, así como autoridades federales, fueron convocados de urgencia ante los acontecimientos de la zona conurbada. Algunos funcionarios llegaron hasta con pantuflas o chanclas de dormir. Se tenía que analizar el cómo dar a conocer a la opinión pública los hechos en el puerto, sin que cundiera el pánico entre los periodistas, y menos que éstos se volvieran los principales voceros de los hechos violentos.Parece que en el gobierno estatal y las autoridades federales están muy atrasados en noticias. “Gente Nueva”, grupo contrario a los ZETAS, inauguró su propio “departamento de comunicación social” al arrojar el 23 de marzo a dos “ensabanados”atrás de TELEVER, en el puerto de Veracruz, y volvieron a repetir la dosis al tirar a otro en un fraccionamiento del mismo puerto. En la primera ocasión, la televisora de Azcárraga no sacó el mensaje que llevaban los cuerpos por lo que tuvieron que recurrir a TV Azteca, que difunde un video de los “ensabanados”, los cuales en vida reconocían que eran ZETAS y señalan a miembros de su organización y a jefes policiacos que les daban protección.Después los ZETAS también organizaron su “comunicación social”, y han estado mandando mensajes anónimos a periodistas para darles a conocer en dónde están los ejecutados y las balaceras. Así que para los periodistas es malo negarse a publicar las acciones de los malosos, así como publicarlas. Ahora los “tundeteclas” están a dos fuegos, sin ser su guerra.Ya se decía cuando apareció el cuerpo del ganadero Mario Camo en Xalapa: el subprocurador de Justicia de Xalapa (que venía de levantar a los “ensabanados” de Veracruz), Marco Antonio Aguilar Yunes, violaba la ley al levantar los cuerpos de la vía publica sin que los peritos de la Procuraduría de Justicia hicieran su labor, y rápido se los llevaban a los anfiteatros.No realizar los peritajes es no querer encontrar a los responsables de los homicidios del lado que fuesen, y al no hacerles justicia a los muertos, tampoco se quiere encontrar a las 10 personas que están desaparecidas, porque son los mismos protagonistas. Se quiere comprender que el gobierno quiere proteger a la población y a los periodistas, pero no como lo hace Aguilar Yunes: violando la ley, desapareciendo cuerpos y presentarlos como quiere y con la versión que quiere, además careciendo de peritajes los homicidios, lo mismo que acusa la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a la Procuraduría de Justicia en el caso de Doña Ernestina. No hay ninguna diferencia.Si no se señala el método fuera de la ley de Aguilar Yunes, mañana van a matar a un periodista y son capaces de desaparecer el cuerpo para que los otros comunicadores no se asusten. Nadie ha pedido “sobreprotección” a la población para que no sepa la cruda realidad que vivimos, y tampoco estarían de acuerdo los periodistas en que se oculten los mensajes que dejan los sicarios contra ellos, porque ninguno está dispuesto a que la autoridad tenga información de amenazas contra los comunicadores y por ello caigan en trampas que los arrodillen para que les peguen un tiro de gracia.Aguilar Yunes, como muchos funcionarios del gabinete de seguridad, traen hombres armados que los protegen, pero los periodistas andan solos y sus almas. A como están las cosas, sin exagerar, mejor que el gobierno regale pastillas de cianuro a los periodistas, por lo menos no darles a los “malosos” la complacencia de que nos maten y librarnos de la tortura, pero por favor: no oculten la información que pone en riesgo la vida de los comunicadores. No se vale, no tienen derecho a ello, tengan el puesto que tengan.Ni el gobierno, ni los sicarios son dueños de nuestras vidas.
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