viernes, 25 de mayo de 2007

Todavía no amanece doña Ernestina, por César Vázquez Chagoya

Ese 25 de febrero se levantó temprano. Todavía no amanecía. Por sus 73 años, dormía poco. Era de madrugada y prendió el fogón para tomar el café. Sentía la humedad de la montaña y volvió hablar con su marido muerto, como lo hacía mentalmente todos los días. Sería el último día que hiciera su ritual al levantarse. 24 horas después, Doña Ernestina Ascencio Rosario se volvería un objeto de la lucha política, no sólo en su pequeño pueblo en Soledad Atzompa, en la sierra de Zongolica, (donde nacieran en un templo los colores de nuestra actual bandera nacional) sino en un tema de la discusión de derechos humanos internacional.Qué paradójico, ahora a casi 200 años del bicentenario de nuestra independencia, Doña Ernestina fue inmolada por sectores nacionales por el bien de la patria. Volviendo al día 25 de febrero, Doña Ernestina salió como todos los días a pastorear a sus animales. Cerca de la cinco de la tarde fue encontrada violada por la vía idónea y no idónea, golpeada, humillada. Le aplastaron toda su vida de mujer honesta.Sus familiares la llevaron al hospital y hasta donde pudo señaló a los soldados de la agresión. Murió a las 6 de la mañana del día 26 de febrero. Se fue como los pájaros que oía en la mañana. Se fue como la niebla que le acariciaba la cara todos los días. Su cuerpo ultrajado en día anterior, fue de nuevo violentado, pero ahora buscando hacerle justicia, y las autoridades confirmaron sus palabras y acusaron a los miembros del ejército de ser los probables responsables.Al conocerse en el pueblo de Doña Ernestina porqué había muerto, indignados rodearon a los soldados que acampaban a menos de 150 metros donde vivía la indígena. Para destensar el conflicto tuvo que llegar el gobernador Fidel Herrera con jefes militares y se prometió justicia. Sin duda, al principio los militares pusieron todo para esclarecer el caso con la promesa de que los responsables serían puestos a disposición de la autoridad civil.Con el caso, el escándalo nacional e internacional, los mafiosos, los talamontes de la sierra de Zongolica, aprovecharon para pedir la salida del ejército y la amabilidad militar desapareció. ¿Cómo sacar al ejército donde hay vestigios de guerrilla, de grupos seudo guerrilleros, cacicazgos sangrientos y sobre todo rapadores de la ecología? Los bosques de Zongolica están siendo devastados desde Soledad Atzompa, pueblo pequeño pero próspero que tiene su principal ingreso en cortar árboles, hacer tablones y fabricar muebles que se venden en toda la república. Tienen camionetas nuevas de carga tal vez en número mayor a cualquier municipio de la república. La tensión entre taladores y el ejército se daba seguido cada vez que se instalaban en la sierra en campamento, porque les decomisaban la madera.No tenían problema con ninguna policía. Cuando la policía federal entraba dizque a hacer valer la ley (pero que olía más a extorsión) simplemente los rodeaban, desarmaban y los tomaban de rehenes, hasta que llegaran funcionarios del Gobierno del Estado a negociar. Así que los únicos que los ponen en orden son los del Ejército.Hay líderes de taladores que sabiendo la riqueza que tienen, han querido en diversas ocasiones llegar a legalizar su actividad como en todas partes donde se cultiva el bosque, reforestando las áreas taladas y reciclar los cortes, pero para la desgracia de los indígenas, los funcionarios federales les tienen miedo. Hubo reuniones pactadas entre indígenas y funcionarios federales y estos los dejaron plantados varias veces.Antes del caso de Doña Ernestina, ya había acusaciones en contra de los miembros del Ejército que violaban a jovencitas. Como nunca falta en donde hay extrema pobreza, dirigentes o Presidentes Municipales, queriendo tapar el sol con un dedo, decían que "las mujeres indígenas se le insinuaban a los soldados".En un lugar donde se venden a las hijas por dinero o las cambian por un burro, la mujer que se queja y las familias que no se dejan, buscan poner sus denuncias en los Ministerios Públicos, pero los funcionarios supuestamente dedicados a impartir justicia no las reciben, según porque no era competencia de ellos, sino de la justicia militar. El caso de Doña Ernestina fue una explosión de justicia en que todos se quisieron subir.Después de pedir la salida del ejército de Zongolica, en el estado hubo dos fenómenos que en apariencia son ajenos, pero tienen las mismas raíces. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos se volvió Ministerio Público y acusa a las autoridades de Veracruz de inventar una violación, lo que secunda la prensa nacional. Antes, el Presidente Felipe Calderón había dicho que Doña Ernestina había muerto de una gastritis. La Procuraduría de Veracruz siguió diciendo Doña Ernestina había sido violada y que entre las líneas de investigación estaban los elementos del ejército.Con sólo decirlo el Presidente de la República, todos se orquestan para que sea verdad aunque sea mentira. Ahí está el caso de las declaraciones de Manuel Espino, dirigente nacional del PAN, donde dice que no permitirá que desde la Presidencia manden operadores políticos en los procesos electorales, señalando que se lo había dicho a Juan Camilo Mouriño, Jefe de la Oficina de la Presidencia, y casi todos los panistas se le fueron en contra a Espino para defender al hombre en el poder, pero nadie aclara de qué bolsa Mouriño les paga a los operadores políticos. Sin duda es un claro desvío de recursos públicos a favor del PAN.El segundo fenómeno que se da en Veracruz después de la muerte de Doña Ernestina, fue el incremento de la violencia del narcotráfico. Siempre había ejecutados, pero desde el 26 de febrero estalló con inusitada fuerza: ejecutados, decapitados, ensabanados, etc. ¿Quién en realidad mueve los hilos del narcotráfico? La actitud el Presidente Calderón, el 21 de abril al venir a Veracruz a la celebración de la defensa del puerto ante la invasión norteamericana, fue fría, cortante con el gobernador. ¿Cómo atacar, tan siquiera imaginar, de violadores a los que son su eje principal de la guerra ante el narcotráfico?Ante presiones fiscales, militares, presidencial, de prensa y televisión nacional, diciendo "mentirosa a la justicia jarocha", el 30 de abril, la Procuraduría de Justicia de Veracruz, dejando de cumplir con su deber legal, se echa para atrás y dice que Doña Ernestina no fue violada. Viera usted cómo cambió la actitud federal. Nos regalaron un puente militar para el municipio del Álamo en el norte del estado. Vinieron secretarios de estado a la planta nuclear de "Laguna Verde", etc.Vino de nuevo el Presidente de la República, pero a puro calor político, y nada le han resuelto a Veracruz por decir que “no violaron a Doña Ernestina” para no manchar a una de las instituciones más queridas en México; pero el tiempo los volvería a poner en la misma situación en Michoacán: otras 4 jóvenes violadas. Antes Doña Ernestina y antes 13 mujeres de Coahuila en julio del 2006. En todos los casos hay amenazas anónimas para que se desistan las agraviadas.El Gobierno del Estado, después de su veredicto del 30 de abril, se llevó a los hijos de Doña Ernestina a pasear a la Villa de Guadalupe, sin duda para que no apelaran la decisión de la Procuraduría de Justicia. Los vecinos de Doña Ernestina se ofendieron con los hijos por haber cedido en la violación de su madre y han estado echando tiros a la casa de ellos y afectando sus parcelas.¿Los talamontes? Ya se imaginaran. Su líder mayor (porque hay varias organizaciones) Julio Atenco Vidal, asesor del ayuntamiento de Soledad Atzompa, originario del Distrito Federal, ligado a grupos guerrilleros y casado por un tiempo por un miembro de "Sendero Luminoso" del Perú, dice que el Gobierno de Veracruz se "quebró" y que el caso lo llevarían a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (OEA), anunciando también manifestaciones.El Presidente Municipal de Soledad Atzompa, Javier Pérez Pascuala, enojado porque los hijos de Doña Ernestina no le hacían caso, empezó a decir que se habían vendido por 6 millones de pesos. Habían detenido a 6 personas que ebrios dispararon a la casa de Doña Ernestina y los dejó inmediatamente en libertad. Muy enojado y celoso el alcalde porque los hijos de Doña Ernestina decían que siempre los había ayudado el líder de la CROIZ, René Huerta Rodríguez, y es al que le hacen caso. Pero lo que más les duele es que el ejército no saldrá de la sierra de Zongolica.Los hijos de Doña Ernestina ya regresaron a su tierra. Dicen que ya no quieren ser instrumento de nadie y que los dejen en paz. Que no apelarán la decisión de la Procuraduría de Justicia y que el caso se cierre definitivamente. Manifestaron estar cansados de estar acosados por los medios de comunicación y las autoridades. Lo más importante, es que negaron que se hayan vendido.La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, pide que se reabra el caso. Todavía no amanece para Doña Ernestina. ------

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